miércoles, 19 de agosto de 2009

Parlamentarismo


En tanto, la elite dirigente se ha acomodado al sistema parlamentario que pone en marcha luego de la caída de José Manuel Balmaceda y que termina en el presidencialismo. Este sistema político consolida el rol de una oligarquía parlamentaria -donde confluyen la aristocracia terrateniente y la burguesía financiera y comercial- que despliega su influencia hacia el Estado hegemonizando los cargos de relevancia. Paradojalmente, es este mismo sector, Los Transplantados , en la visión crítica de Alberto Blest Gana, el que establece férreas alianzas políticas con el objeto de perpetuarse en el poder y celebra con entusiasmo el centenario de la República. Pero también instala las bases de lo que será la democracia de masas durante el siglo XX y su actitud indolente respecto de los problemas sociales que afectan a un sector del país.
La incorporación de nuevos sectores sociales al juego político se expresa por ejemplo en la fundación de la Federación de Estudiantes en 1906, agrupación que solidarizará con las luchas del mundo obrero. Ese mismo año, el terremoto en Valparaíso, afecta a todos los sectores sociales. Casi dos décadas después otro terremoto pondrá fin al parlamentarismo. Pero esta vez será liderado por los militares quienes se incorporarán como un actor político más en este proceso de democratización que posibilitará en el futuro el acceso al gobierno a los diferentes partidos, por la vía eleccionaria. El así llamado ruido de sables pone en jaque al sistema. El conflicto se resuelve parcialmente con la promulgación de la Constitución de 1925 que actualiza la figura de un presidente fuerte y con amplias atribuciones.

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